MAMÁS DE ANTES VS MAMÁS MODERNAS

En este mundo moderno, el pasado parece ser descartable. Nada de lo que esté fuera de las “novedades del presente” parece ser puesto en uso ya que la aparente concepción es que “ya no aplica”. Uno de esos casos pareciera ser el oficio de ser madre.

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En este mundo moderno, el pasado parece ser descartable. Nada de lo que esté fuera de las “novedades del presente” parece ser puesto en uso ya que la aparente concepción es que “ya no aplica”. Uno de esos casos pareciera ser el oficio de ser madre.

Y es que las cosas parecen haber cambiado radicalmente. Las mamás “digitales”, montadas en la ola de la modernidad versus la mamá “analógica”, la del apego a lo que eran “los buenos tiempos”.

Una mamá digital no va de compras al super mercado ni tampoco al mandado en el tianguis; suena anticuado y quita tiempo. Mejor comprar por Internet, pagar un sobreprecio y esperar que llegue a casa. Así lo hicimos en pandemia. La mamá análoga se resiste a dejar la interacción personal, el trueque, la negociación. Busca el “ahorro”. La mejor calidad que nunca llega por Uber, “te dan lo que quieren, hasta podrido”; prefiere gastar en tiempo y en gasolina para tener la mejor calidad.

Para llevar a los niños a la escuela la mamá analógica prefiere conducir, preguntar direcciones y atajos al taxista, a la amiga. La mamá digital llama un Uber, Didi, lo que sea con tal de no manejar, prefiere la comodidad: ¿para que tener un auto propio y gastar si tienes un servicio que suple aunque tenga riesgo?

La mamá digital cocina mirando YouTube al lado. La pantalla es su mejor amiga. Cuando no tiene tiempo, pide la comida mediante una aplicación. También tiene comida refrigerada que le han traído, es lo bueno de la modernidad. La mamá análoga usa una olla eléctrica ‘, horno de micro ondas o freidora de aire para ahorrarse tiempo y esfuerzo. Puede hacer una comida en treinta minutos a un precio mínimo; el sabor es incomparable con las recetas de la abuela, la madre o la mejor amiga.

Una mamá analógica llama a sus hijos por teléfono. Les da instrucciones, quiere saber de ellos. Trae consigo un celular y de vez en cuando manda mensajes de texto. Cuando mucho graba audios que espera sean escuchados. Le gusta oír su voz, saber cómo reaccionan ante la llamada. Les habla durante la comida y pide que dejen a un lado la tecnología para escucharlos. La mamá digital se la pasa el día en el WhatsApp, ahí controla los grupos en los que están sus hijos: escuela, natación, karate y los grupos del trabajo. Recibe actualizaciones y consejos en sus aplicaciones favoritas. Se informa a través de redes sociales de lo que pasa en el mundo, y platica con amigas y familiares usando el celular.

Una madre digital no regaña en público, manda mensajes privados. Nunca sanciona por usar el teléfono. Ya no mira a los ojos, hace video llamadas. Escucha superficialmente las excusas, las razones de mala conducta, porque su mente está en otro lado: en el siguiente mensaje, en calcular el castigo, modificar el reproche. La madre analógica regaña de frente, castiga con el uso del teléfono, escucha las razones para imponer castigos, reducirlos o quitarlos. Mira a los ojos y al cuerpo para ver las reacciones, usa la “chancla” o el “manazo” cuando se necesita más rigor y la falta ha sido grave.

Una madre digital no da besos, manda abrazos, saludos, felicitaciones por los éxitos personales, logros escolares, buenas acciones; elige el emoji para cada situación. Remata con una llamada personal de un minuto y sigue con el ajetreado día. La madre analógica prefiere felicitar en persona: en la comida o la cena. Llena de halagos y premios. Manda un mensaje en el momento justo y si no está cerca, se arma de valor para hacer una videollamada y enviar un cumplido a la hija, hijo, esposo. Piensa que el mayor premio es su presencia física.

Una madre analógica quiere estar en todo, en todas partes al mismo tiempo. Pero no puede dejarlos, se desvive de amor y cuidados por los que tiene a su alrededor. Una madre digital se parte en dos. Entre su trabajo absorbente y su vida de madre a distancia, quisiera hacer más, estar más.

Esta comparación no es una crítica sino un vistazo a la gran labor de ser madre hoy en día. La tecnología ha alterado su vida y sus actividades. Es difícil etiquetar la maternidad actual. Habrá quien tenga más características de una u otra, dependiendo de su rol, de su actividad profesional, de su edad. Lo importante es lograr el equilibrio, porque en este momento el mundo avanza más rápido con la vida digital, pero no debemos perder la esencia humana ni la plenitud que nos regala la vida.

Feliz día de las madres

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